miércoles, 4 de noviembre de 2009

MARIA MONTESSORI

El sensualismo, el positivismo, el naturalismo y M. Montessori
Sensualismo y gnoseologia montessoriana. La inteligencia es para Montessori el conjunto de actividades reflejadas, asociativas y reproductoras que permiten al espíritu desarrollarse por sus relaciones con el mundo exterior. De tal manera, el medio escolar condicionara, en cierta medida, el desarrollo intelectual.
El mundo exterior atrae al niño: de el recibe sensaciones e impresiones, placeres y dolores físicos y psicológicos. Es por ello que a Montessori le preocupó tanto el “ambiente” en que el niño evoluciona e insistió en la necesidad de educar los sentidos. Se aproximó así a la doctrina sensualista y a sus filósofos más representativos: Locke y Condillac. Para ellos el conocimiento se fundamenta en la información sensorial.
Los estímulos del mundo exterior no pueden alcanzar la inteligencia si esta no se encuentra receptiva: deben corresponder a los intereses y necesidades psíquicas del sujeto.
De ahí la importancia de seleccionar el material educativo. El niño se concentrará más conforme sea mayor el interés que se dé al apoyo de sus trabajos. Así aparecen dos factores que condicionan todo conocimiento: el externo, o atracción del material que se ofrece, y el interno, o la disposición del espíritu hacia el objeto.
Positivismo y metafísica. En la elaboración de su “pedagogía científica”, M. Montessori no olvidó ni a la antropología ni la fisiología ni a la medicina. Su formación la preparó especialmente para elaborar hipótesis a partir de hechos concretos y para dar un fundamento científico a sus teorías y a su obra pedagógica.
Tanto su fe como su vida profundamente religiosa matizaron sus ideas educativas y su actitud hacia el mundo.
Naturalismo. Al preconizar los ejercicios sensoriales, la educación corporal, el contacto con los objetos y al proporcionar a los niños la oportunidad de desarrollar su atención al aplicarla a un material concreto, M. Montessori consiguió fundar una educación que se basa en respetar las leyes fisiológicas y biológicas del desarrollo. De acuerdo con el naturalismo, considero que todo pequeño, hasta los seis años, no distingue el “bien del mal” y que ni el ejemplo ni las restricciones pueden influir positivamente en la mediante el contacto con la naturaleza.
No obstante, no es posible considerar a la educación montessoriana como exclusivamente naturalista, puesto que también comprende una tendencia espiritual. El ser humano es una creación de Dios, conformada a su vez de elementos materiales y espirituales.
M. Montessori no coincidía con el naturalismo, ya que éste privilegia a lo material y a lo fisiológico sobre la vida espiritual. Ella consideró al espíritu como fuente creadora de la vida humana. Reconoció, es cierto, que tanto el crecimiento como la educación siguen las leyes fisiológicas y biológicas, mas intentó conciliar los elementos naturalistas y espiritualistas.
Rousseau y M. Montessori. Rousseau sostiene que el niño debe ser libre, autónomo, sin ser molestado por las intervenciones adultas contrarias a la naturaleza. Esta libertad es necesaria para la realización de una sociedad ideal. También M. Montessori desea una sociedad así, ella la buscó a través de la intervención organizada de un educador, utilizando un material educativo apropiado, que permita al niño conquistar su autonomía y desarrollarse armoniosamente.
Por otro lado, si bien Rousseau condenó la instrucción precoz, M. Montessori la admitió y la difundió, manteniendo el respeto por la espontaneidad del niño. Sin embargo, ambos pensadores rechazan el mundo adulto: el primero por considerar corrupta a la sociedad; la segunda por estimarla incapaz de resolver los problemas de la infancia.

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